Gómez Palacio 8, Torreón 5
Fidencio Treviño Maldonado.
El título de este comentario no es el marcador final de algún tipo de juego entre los dos pueblos más grandes de la Comarca Lagunera, como lo son Gómez Palacio , Dgo. y Torreón, Coah., son cifras de tan sólo las denuncias interpuestas por esposas o familias enteras, que son apaleadas la tarde noche o un día después de que el equipo Santos pierde.
La cantina más grande a cielo abierto tiene permiso para vender la bebida espumosa a horas indispuestas, al precio que quiera y a las personas que puedan comprar, inclusive se le vende a cientos o miles de adolescentes o llamados en al argot policíaco: menores de edad y todos felices, el problema es cuando el equipo local pierde y ante la inoperancia e ineptitud de los jugadores del equipo Santos, quien la lleva -coloquialmente hablando- son las esposas y hasta familias completas las que pagan las culpas ajenas, golpes, maltrato e injurias con palabras soeces y altisonantes, nada de dinero para el gasto, y enojo general por ese motivo.
Cabe mencionar que en este absurdo, perverso y canallesco marcador “del deporte del hombre” como lo llamó un delirante cronista, ahí no cuentan las otras laguneras, de Lerdo, San Pedro, Fco. I. Madero y Matamoros en donde también son golpeadas, quemadas y no es raro que reciban patadas y botellazos por parte de los semihombres en los que aún subyace su instinto antropoide al igual que su impotencia.
Es común que en nuestra triunfante subcultura, muy alegre, voluntariosa, costumbrista, tradicional, hasta tribal y siempre oportunista, y que sin embargo está plagada de malas copias, de derrotas y complejos, dentro de ella (la subcultura) exista una razón zoologicamente humanoide que aterriza sobre las aun miles de mujeres laguneras sumisas, las que si presentan denuncia les va peor, las que tienen miedo que el viejo se les vaya, las que ni siquiera lloran o por costumbre creen merecer ese castigo porque el hombre, jefe de la casa o el viejo puede hacer eso y más.
Esto aunque duela, en este país aun la misoginia está constante y permanente, y se da en todos los estractos sociales, en todos los trabajos, en los sindicatos, en grandes, medianas y leoninas empresas, en todos los eventos en que la mujer esté presente y sobretodo, en nuestra idiosincrasia que está bien arraigada en el macho, la mujer sigue siendo la que nació para servir al hombre y los mismos medios de comunicación en sus novelitas rosas y programas añoñados, promueve, mide y muestra el estereotipo que debe tener en el país, la mujer triunfadora, es decir el apoteosis de la hembra está en la vanidad, el glamour y no en su carácter, en su honor, mucho menos en su inteligencia, como debería ser.
Los homicidios se siguen dando en la Laguna y en todo el país y ni siquiera hay cifras exactas de mujeres muertas y desaparecidas, como tampoco hay nombres y menos investigaciones por parte del brazo con poliomielitis de la justicia nacional y donde sin duda, detrás de una mujer, niño y familia golpeada hay un semihombre violento y aprovechado y que también sabe que la justicia, al menos en este país y en la Laguna en particular, desde hace mucho, pero mucho tiempo se quitó la venda de los ojos para ver el número de ceros o el grosor del fajo de los billetes, que le ponen enfrente y suelta la espada, no para tomar, sino con sus garras, agarrar y llevar a cabo olímpicamente el cohecho.
Esta inmoralidad de parte de miles de hombres cobardes, resentidos con todos, descargan sus culpas internas convertidas en el mayor de los casos en brutalidades con los seres más vulnerables, como lo son la mujer y los niños. La gran mayoría de las mujeres golpeadas, apaleadas y hasta violadas, no ponen denuncia, los motivos son muchos entre ellos la vergüenza que representa ante quien se pone esta denuncia, otras por temor a que les vaya peor cuando el macho salga de la cárcel y el miedo de que el hombre se largue de la casa, inclusive algunas aun a estas alturas de la vida, creen que su hombre tiene el derecho de hacerles eso. Invariablemente es la misma esposa y familiares quienes van a pagar la multa del marido golpeador y es común que cuando abandone la cárcel, aun lleve puesta la playera de su equipo perdedor y en la espalda de esa camiseta el logotipo de la marca de la bebida de moderación que paradojicamente es o son las que patrocinan el “deporte del hombre”.
Para desgracia en el mundo y en particular en nuestro país hay poco que celebrar sobre ese ser maravilloso que es la mujer, aun son lapidadas, la misma iglesia les niega que celebren misas, en el sur del país aun las niñas son vendidas, inclusive cambiadas por animales o por botellas de mezcal, la trata de blancas se hace a merced de la justicia.
Para evitar esto, el macho golpeador tiene dos opciones: o cambia de equipo o el equipo al que le va el marido golpeador tiene que ganar todos los partidos... Y dicen por ahí los psicoanalistas y filósofos pueblerinos, que en el hombre que le pega o maltrata a su mujer, en él está la impotencia y lo peor y más común de los casos, éstos machod están a un grado de ser homosexuales...
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